En Arcos de la Frontera se preparan los buñuelos en las fiestas de Navidad. Su elaboración es algo más que una receta. Es una reunión de personas amigas o unidas por algún fin, que preparan los buñuelos para compartirlos, al tiempo que cantan villancicos al compás de zambomba y pandereta.
Desde el día de la Inmaculada hasta el día de Navidad e incluso después, hasta la llegada de los Reyes Magos, se suceden en Arcos las zambombas y buñoladas, organizadas por grupos, hermandades y asociaciones. Es una preciosa costumbre, que al igual que la receta, espero que nunca se pierda.
Para mostrarlo en DE NUESTRA A LA COCINA asistí el pasado 22 de diciembre a la buñolada de la Asociación de Mujeres Arco de Matrera, cuya presidenta tuvo la amabilidad de invitarme.
No resulta fácil concretar la receta de los buñuelos, pues, como otros platos de cocina popular, se guía más por la experiencia que por la lectura de instrucciones. Versiones hay muchas, cada cual los prepara a su manera. Doy aquí la de los buñuelos que en ese día y lugar se compartieron.
Receta de los buñuelos de la Asociación de Mujeres Arco de Matrera:
De los ingredientes, esta es la proporción:
1 litro de agua templada
1 kilo de harina de trigo
50 gramos de levadura fresca
1 puñadito de sal
2 cucharadas de aceite
Aceite para freír
La levadura se compra en panaderías, también las tienen envasadas en algunos supermercados.
Es importante respetar la proporción de los ingredientes de la masa si se aumentan las cantidades.
Así se hace la masa:
En un barreño con el agua templada se disuelve primero la sal. Una vez disuelta, se deslíe la levadura. A continuación se empieza a añadir la harina y a moverla en el agua con la mano. Se va añadiendo harina y amasando con la mano. Es díficil explicar la consistencia óptima que debe tener la masa, ya que es algo que se aprende con la práctica. No debe estar dura, pero tampoco líquida.
Se le añade un poco de aceite.
Ahora hay que dejarla quieta para que leve. Para ello debe estar cerca del calor, que puede ser junto a la boca del horno encendido o de la chimenea. Si esto no es posible, vale en un ambiente cálido, al menos durante 2 o 3 horas. La masa, como se ve, hay que hacerla de antemano.
Y llega el momento de freírlos. Para este menester las personas del grupo se van turnando, mientras las demás cantan villancicos. El aceite debe estar caliente, en un perol grande para que no se peguen unos con otros mientras se fríen y se hinchen con el calor.
Con las manos humedecidas se toma de la masa una porción. Se estira un poco con las manos y con los pulgares se le abre un hueco en el centro, al tiempo que se echa en el perol. Se puede ver en esta foto y en la que sigue.
Cuando se doran por un lado, se les da la vuelta para que tomen color por el otro y se sacan.
Estos dos pasos, formar el buñuelo y freír, se hacen rápido. Uno tras otro caen en el aceite y al poco salen.
Junto al barreño de la masa, es esencial este pequeño recipiente con agua para mojar los dedos entre formar un buñuelo crudo y el siguiente.
Así que los pasos para formar cada buñuelo son:
1. Mojar los dedos en agua.
2. Tomar una porción de masa.
3. Estirarla un poco con los dedos de las dos manos.
4. Abrir un agujero en el centro, al tiempo que se deja caer en el perol.
Al sacarlos del aceite se dejan sobre una bandeja para que escurran y de ahí se van tomando para comerlos o servirlos. Como es un bocado que se comparte, del local de la asociación salen señoras con platitos de buñuelos cubiertos con servilletas para que no se enfríen, los llevan a vecinos o familiares para que los prueben.
Yo también pruebo uno que me ofrecen y agradezco el calorcito y el recuerdo a Navidades pasadas que me deja su sabor. Me acerco a una socia, que en otra estancia remueve el chocolate. Me cuenta que lo ha hecho con 6 litros de leche y 3 paquetes de 400g de cacao en polvo. La alta olla humea, desprendiendo olorcito a chocolate calentito y se me hace la boca agua.
Para el chocolate, se mezclan esos dos ingredientes y se pone a calentar. Hay que esperar a que alcance el hervor para que espese. Y sin parar de remover.
Buñuelos recién hechos con un vasito de chocolate caliente, ¡qué gusto da!, oyendo un canto tan de nuestra tierra como son los villancicos.
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